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Admitimos que éramos incapaces de controlar nuestros hábitos de consumo y desecho, y que estábamos contribuyendo al problema ambiental.
Reconocer el impacto de nuestras acciones es el primer paso hacia el cambio.
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Llegamos a creer que un cambio colectivo y un compromiso con la ecología podrían restaurar la armonía ambiental.
Confiar en que nuestras acciones individuales y comunitarias pueden marcar la diferencia.
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Decidimos asumir la responsabilidad de nuestras decisiones de consumo y desecho, buscando soluciones ecológicas.
Tomar el control de nuestros hábitos con intencionalidad.
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Hicimos un inventario exhaustivo de nuestras prácticas de consumo y desecho.
Analizar nuestras compras, hábitos de reciclaje y generación de basura.
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Admitimos ante nosotros mismos, ante otros y ante la naturaleza el impacto negativo de nuestras acciones.
Reconocer honestamente cómo nuestras decisiones afectan al medio ambiente.
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Estuvimos completamente dispuestos a cambiar nuestros hábitos y adoptar prácticas más responsables.
Prepararnos mental y emocionalmente para el cambio.
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Humildemente nos comprometimos a aprender y aplicar formas de vivir sin generar basura.
Buscar conocimiento y recursos para mejorar nuestras prácticas.
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Hicimos una lista de todos los recursos y ecosistemas que hemos dañado, y buscamos maneras de repararlos.
Reflexionar sobre cómo nuestras acciones han afectado al medio ambiente y planificar formas de compensarlo.
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Tomamos medidas concretas para reducir nuestra huella ambiental, como reducir, reutilizar, reciclar y apoyar iniciativas ecológicas.
Actuar de manera directa y efectiva para reparar el daño.
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Continuamos evaluando nuestras acciones diarias, ajustándolas para reducir el impacto ambiental.
Mantener la conciencia activa y mejorar continuamente.
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Buscamos, a través de la reflexión y el aprendizaje, profundizar nuestro compromiso con un estilo de vida ecológico.
Practicar una mentalidad ecológica en todas nuestras decisiones.
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Habiendo experimentado los beneficios de cambiar nuestro enfoque, compartimos este mensaje con otros y practicamos estos principios en todas nuestras actividades.
Inspirar a otros a unirse al movimiento y vivir de manera más ecológica.
Este enfoque enfatiza la importancia de la responsabilidad personal y colectiva, fomentando un cambio profundo en la manera en que interactuamos con el medio ambiente.